Ya estamos cerca

Tres son los caminos:
  1. Que los jefes hagan el cuadrante oficial según nuestras instrucciones.
  2. Que hagan el cuadrante oficial como quieran y nosotros hagamos cambios en base a él
  3. Que hagamos nuestro cuadrante independientemente del de ellos.
De las conversaciones que hemos tenido, concluí que lo mejor era tomar la segunda opción. Aún así, el viernes deje sobre la mesa de los jefes aquella primera solución diseñada hace dos semanas con la esperanza de que todo esto se resolviera según la opción 1.

Pues bien, ni la 1 ni la 2. Creo que acabaremos haciendo la 3. Os explico por qué.

Me reuní con Santi y me dijo que para que ellos acepten nuestro cuadrante de forma oficial tendríamos que establecer con todo lujo de detalles cómo se fabricaría el cuadrante y las soluciones a todos los problemas presentes y futuros que pudieran surgir. Personalmente no me veo ni con las ganas ni con la capacidad de hacer eso. Si alguno de nosotros es capaz, esta posibilidad no estaría agotada.

Con respecto a la opción 2, he notado cierto rechazo. Estaba convencido de que dejar la decisión última de los cambios a los propios afectados, era algo bueno para todos. Ahora creo que no es así, que se prefiere la seguridad basada en compromisos y no tener que decidir nada. ¿Estoy equivocado? Hacédmelo saber.

Basandome en todo esto, estoy convencido de que la tercera opción es la mejor. Y no sólo eso, también creo que la puedo llevar a cabo de una manera transparente y sencilla. Espero no arrepentirme de esta ultima frase ni de ofrecerme para hacer nuestro cuadrante.

Hacia una nueva solución

Breve crónica de la semana

Resumo en cuatro los estados del alma que he detectado entre nosotros tras las dificultades para llevar a cabo la primera solución:

  • Desánimo. El futuro es negro... muy negro.
  • Enfado y divorcio. Ellos por un lado y nosotros por el otro... ¡Ah! Pero nos quedamos con el piso, el coche y los CD's de Camela.
  • 'Unknown state'. No es necesariamente indiferencia sino que no sé lo que piensan algunos sobre el asunto.
  • Y, por último, un estado que podría definirse como "El rey ha muerto. ¡Viva el Rey!" Buscan nuevas soluciones.
Para los más desanimados, sólo se me ocurre deciros que el futuro no es tan negro...en el peor de los casos es gris marengo. Existe un plan Z: los jefes hacen su cuadrante y nosotros cambiamos los turnos a salto de mata.


¿Por qué prefieren los jefes un cuadrante sin 'acuerdos'?

Mi hipótesis: porque así no arriesgan nada.

Si los jefes hicieran el cuadrante con nuestras condiciones, se podría pensar que asumen un riesgo tanto para con sus jefes como para con nosotros.

Con sus jefes no asumen ningún riesgo porque si nuestro cuadrante no incumple nada de la normativa no sólo no estarían en falta sino que ni siquiera podrían negárnoslo.

El problema está 'hacia abajo'. Si admiten crear directamente ellos un cuadrante diferente al de la normativa con nuestras reglas particulares, entonces sí que se arriesgan a que alguno de nosotros se queje y exija un cuadrante normativo. Por eso ya no quieren hacer 'oficialmente' un cuadrante con ningún tipo de 'acuerdos'.

¡Ojo! Vuelvo a repetir que es una hipótesis. A lo mejor estoy febril.


Buscando la nueva solución

Una solución podría ser así: Creamos unas normas para fabricar un cuadrante que todo el mundo aprueba por unanimidad, las firmamos y hacemos los cambios ajustándonos a ellas. Pero ¿y si en el futuro alguien se siente perjudicado por resultados inesperados de la aplicación de esas normas? Para mi, esta solución es como un castillo de naipes... ¡qué nadie sople!

Me parece más perfecta una solución en la que cualquier inconveniente no pudiera ser reprochado más que a uno mismo. O sea, que cada uno de nosotros se sienta en cada momento responsable de sus decisiones. ¿Qué forma adopta una solución que cumpla esto? No lo tengo claro... aún.